En Marzo del 2020 empezamos en el mundo una de las situaciones que pocos alcanzamos a imaginar que viviríamos. Otros, por el contrario lo repetían tanto que parecía una predicción o un anuncio futurista.  

Una de las preocupaciones que más han movilizado redes sociales y en general los medios de comunicación, es el estado de alarma en los niños y adolescentes, población considerada por algunos expertos como “Los grandes olvidados”. Efectos, consecuencias y ganancias que se tendrán en el proceso de crianza debido al confinamiento, aún no son claros, pero sí evidentes. 

Muchos padres-madres, escuelas y entidades, han promovido el buen uso de este tiempo en casa, han desarrollado actividades familiares e individuales, les han permitido participar en labores de la casa, incluso, han descubierto nuevas habilidades y destrezas en todos y cada uno de los integrantes de la familia; Otros por el contrario, han realizado planes, cronogramas y horarios para desarrollar en casa, con el único objetivo de pasar el tiempo y entretener, sin mayor efecto en nadie; pero además están aquellos que simplemente han afrontado cada día con lo que se va presentando, sin horarios, actividades, responsabilidades ni tareas.  Todas son absolutamente respetables, pero es importante tener presente que la forma de afrontar de los padres las angustias y los altibajos emocionales son un modelo de referencias para los hijos, y aún más, en estas situaciones donde el contacto con estos modelos es de tiempo completo. 

Entiendo que esta es una nueva forma de vida y que entre el trabajo, las preocupaciones por las necesidades que se van presentando, por la dinámica familiar anterior y por otras tantas situaciones que de forma individual podemos desconocer, todos vamos dando pasos de ciego y estamos aprendiendo en la marcha.

Sin embargo,  después de casi dos meses en estado de alarma, España da “pasos de desescalada” al confinamiento. 

Hoy 25-04-2020 se ha publicado el BOE ( https://www.boe.es/boe/dias/2020/04/25/pdfs/BOE-A-2020-4665.pdf ) con las medidas para que los niños y niñas puedan salir de sus casas, los menores de 14 años podrán circular con un adulto y este a su vez puede ir acompañado de máximo tres (3) infantes. 

Ahora la idea es empezar a prepararnos para salir a la calle, en un mundo y en un espacio que difícilmente pronto volverá a ser igual. 

La publicación deja expuestos varios puntos importantes:

Desplazamientos permitidos

Requisitos para evitar el contagio

Lugares permitidos

Por otra parte hace una disposición adicional única en relación con los niños y niñas que residan en centros de protección de menores, centros habitacionales sociales de apoyo para personas con discapacidad u otros servicios residenciales análogos.

Todo esto está “Bien”, pero , la gran pregunta que subyace a todo esto es: 

¿Estamos los adultos y en especial los padres- madres para salir con los hijos e hijas, después de tanta des-información que ha circulado? 

¿Tenemos las estrategias emocionales y las capacidades suficientes para gestionar este pequeño retorno al exterior?.

¿Qué pasa si la angustia invade al adulto, por su propio miedo a contagiarse y/o contagiar a quienes se quedan en casa y en lugar de ser un espacio agradable es una avalancha de miedos, dudas y frustraciones?.

Los niños y niñas, aprenden en su mayoría por modelado, y las gestiones emocionales no son la excepción de esto, por eso es muy importante evaluar si como adultos tenemos las herramientas para dar respuesta a esa situación, adoptando las nuevas medidas que se deben cumplir.  O si por el contrario, es preferible continuar en casa y establecer un nuevo ritmo en el que la salud física y mental sean prioridad. 

Algunos puntos que considero que son importantes en este nuevo momento son:

Salir no es sinónimo de libertad, tal y como estamos actualmente. Es simplemente un recurso para cambiar de actividades, para activar el cuerpo y permitirle a los sentidos tener nuevas experiencias después de tantas semanas en casa. 

Salir tampoco debe ser sinónimo de angustia, miedo y desregulación emocional. Este espacio debe ser aprovechado desde la calma, la serenidad y la dispersión. Por eso, es probable que muchas personas (niños, niñas y adultos) requieran de un momento de asimilación antes y después de cada salida, es importante identificar si necesitamos de este tiempo y poder buscar las mejores estrategias para afrontarlo . 

Poder estar fuera debe ser un momento de aprovechamiento tanto para padres y madres, como para los hijos e hijas. Debe ser un momento de seguir compartiendo en familia, pero afuera, continuando el aprendizaje que durante estas semanas hemos alcanzado, nutriendo los conocimientos de cada uno como integrantes de una familia, y lo mejor, conociéndonos afectiva y emocionalmente. Este espacio es válido para observar como nuestros hijos e hijas reaccionan después de una situación estresante y que manejo como responsables damos a estas reacciones, poniendo también en juego nuestras propias estrategias de gestión emocional.

Los juegos y la diversión después de tanto aislamiento, superan las fronteras de la necesidad de un juguete o de un parque. Contar los árboles, abrazarlos; correr; hacernos amigos de la poca naturaleza que nos acompaña en las ciudades; inventar un nuevo mundo después de esto y plasmarlo en dibujos al  llegar a casa; hacer notas de voz contando como es el nuevo mundo – o – jugar con los Walkie- Talkie para contarle a aquellos que no pueden salir, todo lo nuevo, lo viejo, lo transformado y los descubierto en cada paseo; jugar a los periodistas con los objetos que siempre han estado ahí; dejarle cartas a los amigos contando sus historias de este mes. Son simples estrategias para transformar la angustia en oportunidades familiares. 

Es claro que este es un momento de la humanidad en el que no solamente nos hemos transformado a nivel individual, sino también desde lo familiar, afectivo, emocional y conductual. 

Desde este momento histórico para la humanidad, pocas familias volverán a ser iguales, pocos niños y niñas verán el mundo como hace unos meses, y lo mejor, mirarnos a los ojos, tendrá cada vez más, un nuevo significado y experiencia de vida.

Viviana Marcela Alzate Duque.

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